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Brillante, ambigua e inesperadamente sucia. Dirty Rainbow Eau de Parfum no es un arcoíris inocente: es el rastro húmedo que deja una tormenta de deseo. Esta fragancia juega con contrastes explosivos —entre lo limpio y lo carnal, lo alegre y lo salvaje— para construir un universo olfativo tan multicolor como provocador.
Desde el primer instante, Dirty Rainbow estalla con notas ozónicas, cítricos eléctricos y pétalos empapados de lluvia, como un estallido de frescor caótico. En el corazón, acordes metálicos, flores brillantes y un toque de tinta húmeda evocan un paisaje urbano mojado y sensual. El fondo, con almizcle sucio, maderas mojadas y ámbar gris, deja una estela que vibra entre la piel, la luz y la oscuridad.
Más que un perfume, Dirty Rainbow es una fantasía post-lluvia. Para quienes ven belleza en el barro, poesía en los charcos y deseo en el resplandor difuso del cielo. Porque hay arcoíris que no brillan… se ensucian. Y son los más inolvidables.
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